Imagínate que alguien sufre un paro cardiorrespiratorio en una calle de tu ciudad. El reloj empieza a correr y, en casos como este, cada segundo cuenta. Las estadísticas son alarmantes: en Estados Unidos, el índice de supervivencia tras un paro cardíaco fuera de un entorno sanitario ronda el 50%. En España, sin embargo, apenas llega al 4%. Esa diferencia supone miles de vidas. Si logramos mejorar nuestras cifras y alcanzar un 15%, podríamos salvar 4.500 vidas al año.
No hay ningún avance médico actual que pueda igualar este impacto en términos de vidas salvadas.
Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar los tiempos de respuesta ante una parada cardiorrespiratoria? Para conseguirlo, es crucial actuar en cuatro frentes: red de desfibriladores, información, formación y comunicación. Vamos a explorar cada uno de ellos.
1. Red de desfibriladores: ¿Están cerca cuando los necesitas?
La primera pregunta que debemos hacernos es si nuestra ciudad cuenta con una red de desfibriladores accesible fuera del ámbito sanitario.
Los desfibriladores son dispositivos clave para tratar un paro cardíaco, pero su efectividad depende de una cosa: el tiempo.
Los expertos coinciden en que la intervención con un desfibrilador dentro de los primeros 5 minutos desde el colapso puede aumentar enormemente las probabilidades de supervivencia. Si no se aplica una descarga en ese lapso, las posibilidades de salvar la vida de la persona se reducen drásticamente.
Entonces, ¿hay desfibriladores accesibles a menos de cinco minutos de donde estás ahora mismo? En muchas ciudades, su presencia es todavía insuficiente. Pero la tendencia está cambiando. Cada vez más espacios públicos —centros comerciales, estaciones de tren, aeropuertos, e incluso estadios deportivos— están instalando desfibriladores. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para que estos dispositivos estén verdaderamente disponibles en cualquier lugar donde puedan ser necesarios.
2. Información: ¿Sabes dónde están los desfibriladores?
El segundo pilar para mejorar los tiempos de respuesta es la información.
No basta con que haya desfibriladores repartidos por la ciudad, es esencial que todos sepamos dónde están.
Imagínate que estás en un centro comercial, alguien colapsa frente a ti y necesitas un desfibrilador urgentemente. ¿Sabrías dónde buscarlo?
En algunas ciudades, se están implementando aplicaciones móviles que indican la localización exacta de los desfibriladores más cercanos. Además, estos dispositivos están claramente señalizados con carteles visibles. Pero sigue siendo vital que más ciudadanos conozcan la importancia de estar informados y que esta información sea accesible y visible.
Una buena red de desfibriladores pierde efectividad si no podemos localizarlos a tiempo.
Por ello, iniciativas como Latexando son tan importantes, ya que facilitan el acceso a la información sobre la localización de los Desfibriladores inscritos en los Registros públicos que publican las comunidades autónomas.
3. Formación: ¿Sabes cómo actuar?
Aquí viene la gran pregunta: ¿sabes cómo utilizar un desfibrilador? Muchas personas tienen la falsa creencia de que estos aparatos son complicados o que se necesita ser médico para usarlos.
La realidad es que los desfibriladores están diseñados para ser intuitivos y fáciles de usar, incluso por personas sin formación médica.
Te guían paso a paso con instrucciones de voz y, lo más importante, solo aplican una descarga si detectan que es necesario, por lo que no hay riesgo de usarlo de forma incorrecta.
Sin embargo, recibir un curso de formación en soporte vital básico (SVB) puede marcar la diferencia. Saber cómo actuar ante una parada cardíaca —realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) mientras llega el desfibrilador, y luego utilizarlo correctamente— puede aumentar considerablemente las posibilidades de supervivencia de la víctima. Afortunadamente, en muchos lugares se ofrecen cursos gratuitos o a bajo coste sobre SVB y el uso de desfibriladores.
¿Sabes dónde puedes formarte? Es posible que en tu ciudad haya programas que ni siquiera conoces.
4. Comunicación: ¿Sabes cómo activar los servicios de emergencia?
Por último, pero no menos importante, está la comunicación con los servicios de emergencia. El número 112 en España es el contacto directo que puede movilizar una ambulancia con personal médico cualificado lo antes posible.
Es fundamental que todos sepamos cómo comunicarnos rápida y eficientemente con los servicios de emergencia.
Además, en algunos lugares de España, como Galicia, se están poniendo en marcha iniciativas innovadoras. El programa «Acude y Ayuda», por ejemplo, conecta a personas formadas en SVB que están cerca del lugar de la emergencia, permitiendo que la ayuda llegue incluso antes de que lo hagan los servicios sanitarios.
Para que todo esto funcione, es crucial que conozcamos los pasos adecuados de actuación. Saber actuar rápido y de manera coordinada es la clave para ganar la batalla contra el tiempo.
Conclusión: Hacia una ciudad cardiorresponsable
Crear una ciudad cardiorresponsable no es solo responsabilidad de las autoridades. Implica que todos los ciudadanos nos comprometamos con la mejora de los tiempos de respuesta ante una parada cardiorrespiratoria.
Desde instalar más desfibriladores en lugares estratégicos, pasando por saber dónde encontrarlos, hasta formarnos y aprender a comunicarnos con los servicios de emergencia, cada paso cuenta.
No olvidemos que no existe un avance médico que pueda salvar más vidas que mejorar estos tiempos de respuesta. Con un pequeño esfuerzo por parte de todos, podríamos salvar miles de vidas al año. ¿Está tu ciudad preparada para convertirse en un espacio cardiorresponsable? ¡El cambio empieza contigo!