La cadena de supervivencia es un concepto esencial en la respuesta rápida ante una parada cardiorrespiratoria. Sin embargo, cuando se trata de un bebé (menor de un año), las maniobras de resucitación difieren significativamente de las que se aplican en adultos.
Estas diferencias se deben principalmente a las características anatómicas y fisiológicas de los bebés, que son más frágiles y requieren técnicas más delicadas.
A continuación, se analizan las principales diferencias que hay que tener en cuenta en la cadena de supervivencia y cómo realizar una resucitación cardiopulmonar (RCP) efectiva en un bebé.
1.-Evaluar la Situación
El primer paso en cualquier situación de emergencia es evaluar si el bebé responde y si está respirando. Para ello, debes seguir estos pasos:
- Estimulación suave: En lugar de sacudir o mover bruscamente al bebé, debes estimularlo con suavidad, como frotarle suavemente los pies o darle palmaditas en los hombros.
- Comprobar la respiración: Acércate para escuchar y sentir la respiración del bebé, observando si su pecho se eleva y desciende. En caso de que no haya respiración o esta sea anormal, se confirma la necesidad de iniciar la reanimación.
Dado que los bebés son propensos a sufrir paros respiratorios más que cardíacos, la prioridad debe ser restablecer la respiración lo antes posible.
2.-Llamada a los Servicios de Emergencia
Una diferencia importante en la cadena de supervivencia en bebés es el momento de llamar al servicio de emergencias. En el caso de un bebé que no responde y no respira, se deben realizar primero dos minutos de RCP antes de llamar al número de emergencias (en España, el 112), a menos que haya otra persona presente que pueda hacer la llamada mientras tú comienzas la reanimación.
En adultos, la secuencia es diferente: se recomienda llamar inmediatamente al 112 antes de comenzar la RCP. Pero en bebés, la intervención rápida es crítica para asegurar un flujo de oxígeno continuo hacia sus órganos, especialmente el cerebro.
3.-Las Compresiones Torácicas
Uno de los cambios más significativos al realizar RCP en un bebé es la forma en la que se realizan las compresiones torácicas. El corazón de un bebé es más pequeño y frágil, por lo que las compresiones deben ser más suaves y específicas.
- Posición de las manos: En lugar de utilizar ambas manos como en adultos, en los bebés se usan dos dedos (normalmente el índice y el medio) colocados justo en el centro del pecho, debajo de la línea imaginaria entre los pezones.
- Profundidad de las compresiones: Las compresiones deben ser de aproximadamente 4 cm de profundidad, o un tercio del diámetro del pecho del bebé. Aunque las compresiones deben ser firmes, no se debe aplicar una presión excesiva para evitar lesiones en las costillas o el esternón.
- Frecuencia de las compresiones: La frecuencia ideal es de 100 a 120 compresiones por minuto, la misma recomendación que para los adultos, pero adaptada al tamaño del bebé.
4.-Las Ventilaciones
El siguiente paso en la maniobra de resucitación de un bebé es realizar ventilaciones. La proporción de compresiones a ventilaciones es diferente en bebés si estás solo o acompañado.
- Proporción de compresiones-ventilaciones: Si estás solo, realiza 30 compresiones seguidas de 2 ventilaciones. Si hay dos rescatadores, la proporción cambia a 15 compresiones por 2 ventilaciones.
- Técnica de ventilación: La técnica para administrar aire también es distinta. En lugar de cubrir solo la boca del bebé, debes cubrir la boca y la nariz con tu boca para asegurar que el aire llegue a sus pulmones. Sella bien para evitar que el aire se escape y observa si el pecho se eleva al insuflar aire, lo que indica que las ventilaciones son efectivas.
- Cantidades pequeñas de aire: Dado el tamaño de los pulmones del bebé, es importante no soplar con demasiada fuerza. Debes proporcionar una pequeña cantidad de aire, lo suficiente para ver cómo se eleva el pecho.
5.-Uso del Desfibrilador Externo Semiautomático (DESA)
El uso de un desfibrilador externo semiautomático (DESA) también tiene sus particularidades en bebés. A diferencia de los adultos, en los que se pueden colocar los electrodos directamente en el pecho, en los bebés se deben usar electrodos pediátricos o configurar el DESA para uso pediátrico, si es posible.
- Colocación de los electrodos: Si no dispones de electrodos pediátricos, se puede usar un DESA estándar, pero los electrodos se colocan de manera diferente: uno en el pecho y otro en la espalda del bebé, para que el choque eléctrico atraviese el corazón sin dañar órganos cercanos.
- Tamaño del choque: El DESA ajustará automáticamente la intensidad del choque si está configurado para uso pediátrico. Si no es así, consulta el manual del dispositivo para confirmar su idoneidad en bebés.
Como conclusión, debemos decir que las maniobras de resucitación en un bebé requieren un enfoque delicado y adaptado a sus características físicas. Desde la forma en que se realizan las compresiones torácicas hasta el uso de un desfibrilador externo, cada detalle cuenta para aumentar las probabilidades de supervivencia en una situación crítica. Siguiendo estos pasos y adaptando la cadena de supervivencia a las necesidades del bebé, se pueden mejorar significativamente las posibilidades de un desenlace positivo.